En Sala Olvido ya tenemos todo preparado para nuestra celebración navideña de este año. Eso sí, hay países con tradiciones que no te creerías. A nosotros nos han sorprendido estas que recogen desde la voz del muro, no te las pierdas:
Japón: KFC para todos y tarjetas rojas para nadie.
Cada fiesta y cada cultura tiene sus comidas y dulces típicos, puede que para nosotros sea mazapán y turrón, pero para los japoneses la Navidad es sinónimo de KFC. Todo fue fruto de una casualidad. Hace 40 años gracias a una campaña de marketing, el Coronel Sanders invitó a los japoneses a comprar su pollo frito como cena de Navidad y desde entonces el día 25 de diciembre los establecimientos KFC se llenan de clientes que siguen esta curiosa tradición transmitida de padres a hijos.
Otro dato curioso de los japoneses es su costumbre de enviar tarjetas de felicitación navideñas de mil formas y colores excepto las tarjetas de color rojo. Puede que en el mundo el color rojo sea el color de la Navidad pero en Japón están consideradas de muy mal gusto ya que ellos envían sus notas fúnebres en sobres de color rojo.
Yugoslavia: Atar a los padres
Dos semanas antes de navidad, los niños y niñas yugoslavos se deslizan silenciosamente hasta sus madres y les atan los pies mientras gritan: “Día de la madre, día de la madre, ¿qué darás para que te dejemos libre?” En yugoslavo esta consigna rima), las mamás se lo toman como muestra de afecto y les dan regalos a cambio de su libertad. A la semana siguiente los niños repetirán la estrategia con su padre, que lejos de enfadarse les hará aun más regalos.
Noruega: Esconder las escobas.
La leyenda noruega dice que en las vísperas de Navidad todo tipo de espíritus diabólicos y brujas campan a sus anchas por el mundo. Para poder protegerse de visitas no deseadas, las familias noruegas esconden sus escobas antes de irse a dormir, no vaya a ser que alguna bruja la quisiera para ella. Por si esto fuera poco, los hombres más valientes salen al exterior a disparar al aire para ahuyentar a los espíritus malignos.
Cataluña: El Caganer.
El personaje más entrañable de los belenes catalanes y la figura favorita de los niños más traviesos es el caganer. Se trata de una figurita de belén que representa a un pastorcillo con los pantalones bajados y en posición de defecar. Su origen, aunque no esta muy claro, se remonta a finales del siglo XVII y principios del XVIII,y se piensa que es un símbolo de prosperidad y buena suerte para el año que comienza, pues es el encargado de fertilizar la tierra.
Islandia: Trece días de regalos en los zapatos.
Los yules o jólasveinarnir son personajes navideños típicos del folclore islandés. Estos pequeño duendes o personajes mágicos viven en las montañas y durante los trece días previos a Navidad, bajan hasta el alféizar de las ventanas de los niños holandeses para llenar sus zapatos de regalos si han sido buenos o con una patata si fueron malos.
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